Entrevista a Sole Giménez

Después de 23 años al frente de Presuntos Implicados, Sole Giménez (París, 1963) ha abandonado la banda tras un traumático desencuentro. Tras grabar un disco de versiones hace cuatro años, la intérprete ha lanzado ahora su segundo disco en solitario, La felicidad. Producido por el productor de moda, Javier Limón, la cantante, que ha colaborado también en el disco de Kepa Junkera, llega hoy a Donostia para presentar el álbum en directo en un recital en el que repasará también canciones de su anterior etapa. La grabación incluye un dueto con Ana Belén y una versión de los Carpenters.

- No parece que su salida de Presuntos Implicados haya sido precisamente amistosa...
- Pues no, la ultima gira fue para mí traumática. Armonía era precisamente una cosa que no existía. Para el público serían unos conciertos fantásticos pero yo no lo pasé precisamente bien.

- ¿Ha sido cuestión de diferencias personales o creativas?
- Era un desencuentro continuo, críticas continuas. Después de 20 años las relaciones se enturbian, lamentablemente me hubiera gustado que las cosas hubieran sido distintas pero necesitaba ser más libre para estar bien. Nuestros últimos conciertos no fueron lo que se dice algo grato para mí.

- ¿Hubo problemas con su hermano?
- Mi hermano no intervino mucho ni para bien ni para mal. El problema está más relacionado con el hermano de Nacho Mañó, el manager, que fue quien puso mucho en juego. Después de que les anuncié que me iba del grupo la cosa no hizo sino ir a peor.

- ¿Es un disco continuista o rompe con el sonido del grupo?
- Yo lo que he intentado es dar una unidad a las canciones. Lo que he intentado es desnudar las canciones. He ido a la canción básica.

- ¿Se ha ido entonces para poder buscar la felicidad?
- Bueno creo que esa es la meta de todo ser humano. La felicidad es una actitud. Yo ahora he emprendido una renovación después de haber sufrido y sólo espero poder emocionar a la gente, al público. Hablo de la felicidad precisamente por eso, para hacer frente a tanta negatividad y mal rollo. Era el momento de ofrecer un poco de aliento y mirar el lado positivo después de lo que ha pasado.

- No está la música precisamente para emprender aventuras
- Yo creo que la industria tal y como la conocíamos se ha acabado. No se venden discos y ahora lo que hay que hacer es reinventarlo todo. Por ejemplo, yo puse el disco en mi web para que la gente pudiera oirlo y un hacker se coló y lo pirateó. Yo no regalo mi trabajo, ya me gustaría a mí hacerlo pero nadie trabaja gratis. El trabajo y el riesgo nunca me han dado miedo, o no demasiado. Equivocarse es un ejercicio saludable para volverse a levantar.

- Pasó una crisis personal después de la salida del grupo
- Yo entré en crisis precisamente por estar en el grupo. Me costó mucho luego volver a empezar. Fue casi como los primeros pasos de un bebé. Como Sole Giménez soy una artista nueva que tiene que demostrar que lo que hace merece ser escuchado.

- ¿Ha oído el disco que ha grabado su ex grupo con la nueva cantante?
- No, para qué. Nadie y todos somos sustituibles.

- ¿Y sabe si han oído el suyo?
- Imagino que no. Cuando una cosa duele lo que hay que hacer es alejarse de ello lo más posible. No estamos hablando de frivolidades, hablamos de desencuentros que dejan heridas profundas. Hay familias por medio. Yo ya sólo miro el día a día. Soy una persona que piensa que todo lo que nos ocurre nos ayuda a crecer. No me gusta nada la añoranza ni mirar demasiado el pasado porque eso te paraliza personal y artísticamente.

- ¿Se malea uno con los años, se tiende a la inercia?
- Yo no me subo todos los días a un escenario y creo que es un privilegio hacerlo. Lo mínimo que puedo hacer es ser honesta conmigo misma, si yo no muevo energía difícilmente el público va a sentir algo con lo que haces. No se tiene siempre la oportunidad de hacer lo que los músicos hacemos.

- ¿Cree que se valora la música en este país?
- Yo lo que creo es que las nuevas generaciones tienen una relación con la música más frívola. Tienen más canciones a su disposición de las que nosotros tuvimos, pero que les dan igual 500 que 5.000 canciones. Creo que falta algo más de conocimiento. Tampoco les preocupa la calidad del sonido, si se oye mejor o peor. La forma que tienen de escucharla está tan comprimida como el sonido del mp3. Creo que oyen la música para no oírse a sí mismos. Es una manera más superficial de acercarse a la música que creo que una de sus virtudes es hacernos mejores personas. Creo que al final salimos todos perdiendo. Es como la comida rápida, llena y sacia pero no estás bien alimentado.

- ¿Ocurre en la música como en otras parcelas de la vida, que se va arrinconando a los veteranos?
- Esta es una profesión difícil. Tu vas a un médico que lleva 25 años ejerciendo y vas con una confianza tremenda pero en la música has caducado y te ven como alguien trasnochado.

- ¿Qué tal fue cantar en euskera en el disco de Kepa Junkera?
- Pues fue algo maravilloso, una experiencia formidable. A mí me ha encantado hacerlo y me parece una iniciativa preciosa ser capaz de juntar a tantos cantantes ajenos al euskera y en favor de unas canciones y un idioma que nos es ajeno. Espero poder acompañarle en los conciertos que dará en Bilbao en el Arriaga.

- ¿Cómo van a ser los conciertos?
- Vengo con una formación de cinco músicos, con dos guitarras y recuperaré también canciones de Presuntos, las que yo he compuesto y de las que soy autora. Creo que escribir canciones es la mejor manera de exorcizar los fantasmas y de mirar hacia adelante.