Superó cinco duelos para llegar a la final de 'El conquistador del fin del mundo' y allí no defraudó a sus seguidores, que son legión. Su 'fair play' tuvo su recompensa
Gotzon Mantuliz, 20 años, de Berango, estudiante de Enfermería, y desde el lunes, El conquistador del fin del mundo. Luchador, aguerrido, diplomático, educado y bonachón, ha sabido meterse a los espectadores en el bolsillo, sobre todo a ellas, las jovencitas, a las que ha robado el corazón. El cóndor de la eterna sonrisa se erige como el mejor superviviente. La audiencia, ha sabido reconocérselo. A buen seguro, en el éxito de esta quinta edición -la final fue seguida por el 29,4% de los espectadores-, Gotzon ha tenido mucho que ver.
- Sin duda, ha sido el mejor.
- Gracias, pero no es para tanto.
- No sea humilde, diga que sí, que lo ha ganado todo, es un fiera.
- Bueno, bueno...
- Pero dígame, ¿qué necesidad tenía de pasar tanta penuria?
- (Risas). Había visto casi todas las ediciones, me atraía la idea, pero nunca me lo había planteado. Hasta que un día, de cachondeo con un amigo y medio en broma, me apunté al casting.
- Y de pronto, convertido en el superviviente más joven, entró a formar parte del equipo de los 'cóndores'. ¡Por lo menos, se libró de Juanito!
- Tampoco me hubiese importado, es un buen tipo. Pero tuve muchos nervios hasta verme en la aventura. El viaje, los compañeros, las cámaras..., todo me intimidaba.
- ¡Y mira que empezaron bien! Ganaron las dos primeras pruebas y 'disfrutaron' del campamento rico.
- Sí, hasta que encadenamos ocho derrotas seguidas. Fue duro, nos faltó algo de suerte.
- Al principio ocultó su potencial, estaba escondido.
- Estuve enfermo unos días, pero cuando me tocó jugar mi continuidad en los duelos...
- No hubo quien lo parara. Cinco victorias seguidas, récord histórico del concurso.
- En la primera etapa gané dos duras batallas, pero en la unificación, sabía que los pumas vendrían a por nosotros, éramos sólo dos verdes. Tuve la mala suerte de jugármela en todas, pero salió bien. Había que darlo todo, perder suponía volver a casa.
- ¡Y de perder nada! Hasta el faro. ¿Se veía ganador?
- No quería ser el primer expulsado. Luego me propuse llegar a la unificación, y una vez allí, quería ganar. Pero no fui con pretensiones, quería ponerme a prueba.
- ¡Haga memoria! ¿Qué ha sido lo peor de la aventura?
- La incertidumbre, esos tiempos muertos que se hacían eternos. Han sido 36 días de lucha, pero se me han hecho largos, muy largos.
- Con la compañía de algunos compañeros... ¡no me extraña!
- Bueno..., si lo dices por Josu, era un poco cansino y era difícil convivir con él, todos acabábamos un poco hartos. Es de los que siempre tienen excusas para todo, y en la final, fue de sobrado. Con Javi también tuve problemas, quiso hacerme daño, pero una vez fuera del programa dejamos los enredos al margen. Él va un poco a su aire.
- Todo lo contrario que con su 'hermano' Eneko.
- Somos muy buenos amigos, nos vemos, ha estado en mi casa, pero en general, mantengo muy buena relación con casi todos. Hace poco nos fuimos a esquiar todos juntos. Tenemos muy buen rollo.
- Y Julian Iantzi, en el programa es cizañero, ¿eh?
- Sí, es su papel, sabe azuzar. Con la presión que llevábamos encima sus palabras nos afectaban, pero es un grandísimo comunicador.
- En internet las jovencitas le crean clubs de fans, le mandan piropos, besos, quieren ser sus novias..., no me quiero ni imaginar lo que le dirán por la calle.
- La gente es muy amable y cariñosa, y agradezco el apoyo. Hay situaciones un poco agobiantes, por ejemplo en los bares, pero es lo que tiene la tele y lo asumo.
- Pues chicas, sintiéndolo mucho, Gotzon, el sonrisitas, ya tiene novia.