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Inaugurada la exposición 'Egiatik. Memoria y futuro de Tabakalera'

Enrique Mingo 25/10/08

Se mantendrá abierta hasta el 20 de diciembre en la antigua fábrica de tabaco y gira en torno a la memoria de este singular edificio y al barrio donostiarra de Egia

Datos de interés
  • Jueves 30 octubre: Presentación del Mapa Sonoro de Tabakalera.
  • Jueves 20 noviembre: Charla de la historia de Egia con el historiador Joseba Intxausti.
  • Sábado 1 y domingo 2 noviembre: Rally Fotográfico en Tabakalera. Inscripciones en SFG. (de 10 a 14h)
  • Jueves 27 noviembre: Presentación de películas y vídeo clips realizados en Tabakalera. (19.30 horas)
  • Jueves 6 noviembre: Presentación y debate sobre el futuro de Tabakalera con Joxean Muñoz. (19.30h)
  • Jueves y sábados de diciembre: Proyectos de arquitectura, talleres, debates...
Hasta el 20 de diciembre

Francisca, Koro, Pilar y Gonzalo recorren la exposición despacio, con la emoción a flor de piel, saboreando cada rincón que pisan y ven. Se detienen en cada imagen y de todas ellas extraen retazos de sus ya lejanos días de trabajo. Recuerdos impregnados con el olor a tabaco que inundaba aquellas enormes salas de la fábrica a la que muchas y muchos de ellos consideraban «su segunda casa». Aquella fábrica de tabaco se ha convertido, desde ayer y hasta el próximo 20 de diciembre, en el espacio que alberga la exposición Egiatik Memoria y futuro de Tabakalera, con la que se pretende recuperar la memoria de este sigular edificio donostiarra así como la del propio barrio de Egia.

Gonzalo Ávila viviá en Amara y durante cuarenta y cinco años cruzó todos los días el Urumea para llegar a su trabajo en la fábrica egiatarra. Como la mayoría, entró a trabajar allí por recomendación. Ayer se sentía feliz. Mientras contaba anécdotas de sus años laborales, expresaba su emoción «porque a este edificio se le tiene que dar un destino grande, como el propio edificio. Se merece que en él se hagan cosas especiales». Gonzalo, a sus 70 años mantiene una vitalidad y una memoria sólida. Recordaba con facilidad los cambios en la maquinaria que vivieron allí. «Cada vez traían maquinas más grandes que sacaban más cajetillas. Fue una pena que al final se cerrara la fábrica y, quienes quisieran seguir, tuvieran que irse a la de Logroño», recordaba con cierta tristeza.

'Paquita la mama'

A sus 66 años, y apoyada en un bastón, Francisca Fernández no pierde detalle de cada fotografía que cuelga de los pales-muros de Tabakalera. A esta amaratarra, que pasó la vida trabajando en la tabacalera, «nada menos que 41 años», recalca con orgullo, dice que sus compañeras de la fábrica la llamaban Paquita la mama y que allí pasó «buenísimos momentos. Y claro está, también algunos que no fueron tan buenos».

La memoria de Paquita la mama prefería ayer acordarse de los buenos y comentaba entre risas aquellos días de carnaval en los que se disfrazó de Txantxillo y «pesetita a pesetita conseguimos comer churros todas las de la fábrica». comentaba con mucho humor. «Son muchos recuerdos y creo que ha sido una gran idea esta exposición. Además, tanto Iñigo como Marían (Iñigo Royo y Marían Larzabal, creadores de la exposición) fueron muy amables mientras nos entrevistaban, crearon un buen ambiente y eso se nota porque lo que contamos sale de manera muy natural».

Koro Etxeberria tan sólo trabajo durante cinco años en la tabacalera «pero mi vida siempre estuvo ligada a esa fábrica porque mi madre y mi amoña sí que trabajaron durante muchos años», comentaba mientras reconocía en una de las fotografías a su madre.

«Recuerdo que de pequeña venía a comer al comedor de la fábrica porque el turno de trabajo hacía imposible que mi madre pudiera llegar a casa, en Errondo, para darnos de comer. Así que todos los días salía del colegio, comía aquí y me volvía al colegio», recordaba Koro con nostalgia. Koro asegura seguir las actividades que se desarrollan en Tabakalera. «Estuve en la exposición de Schnabel y la última de No es neutral. Creo que está bien que se le de un uso cultural a este espacio», dice convencida.

«El Lola te mareaba»

Pilar Alonso, con sus 40 años laborales es también un cajón sin fondo de recuerdos, y al igual que sus amigas «me quedo con los buenos. La verdad es que antes teníamos muy buen ambiente entre los trabajadores, no como ahora que hay mucha competencia, todo el mundo quiere ascender aunque sea pisando al de al lado», dice. Pilar recordaba cómo su tocaya, «la hermana de Koldobika Jauregi», decoraba la fábrica en días de fiesta y también cómo empaquetaban aquellos cigarrillos hechos con «caldo de gallina». Los Bisonte, «que eran rubios», los Celtas, «primero sin boquilla y que más tarde se les puso boquilla» y también «ese que se llamaba Lola» y que «nos mareaba su olor».


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