AC/DC agota en dos horas las 16.300 localidades que puso ayer a la venta, lo que provocó el malestar de sus fans originando algunos incidentes .
Pasar más de quince horas haciendo cola, en la calle, a la intemperie, con temperaturas cercanas a cero grados, con el saco, el termo de café y las cartitas para la timba de madrugada deberían de garantizar la dichosa entrada. Eso esperaban los acérrimos seguidores de la exitosa banda australiana AC/DC -que recalará en Bilbao en abril de 2009-, cuando el miércoles por la tarde ocupaban baldosín a las afueras de la FNAC donostiarra. La cita, ineludible, las diez de la mañana. Objetivo, hacerse con una de las 16.300 entradas disponibles. El sistema de compra, internet. Resultado, colapso, y por consiguiente, tangana.
Y es que no es la primera vez que cuando se ponen a la venta las entradas de un superconcierto, los servidores de compra se bloqueen. Y como siempre, el seguidor, es el gran perjudicado. Pasó con U2, en menor medida con los Rolling y con Springsteen. Esta es la historia del nunca acabar. Dos horas después, y tras haber despachado una cuarentena de entradas, una voz confirmaba los malos presagios a las más de 500 personas que se congregaban en la Fnac. Las entradas se habían agotado. Enfados, gritos, hojas de reclamaciones,... ni los socios pudieron garantizarse las entradas.
Pero Urki lo consiguió, era el primero. Dos por barba, una heroicidad. «Vine a las seis y media de la tarde del miércoles. Y aquí pasamos la noche, con unas cervecitas, creando buen ambiente. Tampoco hacía mucho frío, dos grados (bromea). Es un subidón. Si me perdonas, me voy a dormir», comentaba el donostiarra, que ya los había seguido en Londres durante su anterior gira de 2001. Beñat llegó a las doce de la noche del miércoles, y ocupaba el número 70 en un listado que los propios seguidores habían creado. «Hemos venido con las mantas, con las sillas y hemos 'chupao' mucho frío, será un conciertazo, y encima, tan cerca. Aunque bueno, ahora todo son conjeturas que no tengo aún las entradas en mi bolsillo», decía antes de que se desatara el caos. Y tanto que eran conjeturas, porque el colapso de la red le dejó sin billetes.
Si en Donostia los enfados llegaron a provocar subidas de tono, en Bilbao la Ertzaintza tuvo que intervenir en un centro comercial para disuadir a los seguidores que, movilizados, se unieron tras el 'no hay entradas', lo que llevó a los agentes a actuar. Algo falla con este sistema cuando un centro como El Corte Inglés sólo pudo despachar una decena de entradas por culpa del colapso. En definitiva, los seguidores se quedan sin entrada y los reventas ya pululan por internet con un arsenal de billetes a precios astronómicos. Lo de siempre.