Ocio
Estás en Portada - MECA

MECA- Música

Tom Waits disfruta ya de Donostia

EFE | el 10/07/08

El músico norteamericano, que el sábado abre en el Kursaal su gira europea, degusta los platos de Arzak y Akelarre y pasea por La Concha

Datos de interés
  • Artista: Tom Waits
  • Gira: Glitter and Doom Tour
  • Dónde: Auditorium Kursaal (Donostia)
  • Cuándo: El sábado
  • Hora: 21 h.
  • Entradas: Agotadas
Tom Waits en Donostia

El público de Tom Waits quizás no es mayoritario, pero sí entusiasta. Por eso la joven donostiarra que se cruzó con el músico californiano el martes por la tarde por la Avenida de la Libertad llamó inmediatamente por el móvil a sus amigos: «¡Waits está ya aquí! Le he visto con su mujer y sus hijos ante el escaparate de Pimkie», enfatizaba la fiel seguidora de Waits ante la incredulidad de sus interlocutores .

Y tenía razón. Waits abre el sábado en el Kursaal su gira europea sólo unos días después de haber concluido con éxito un intenso tour por Estados Unidos. Y aprovecha estos días de transición para gozar de la vida donostiarra. Está acompañado de su mujer, Kathleen Brenan, coautora de algunas de sus canciones, y tres hijos. Se alojan en el hotel María Cristina y además de pasear por una ciudad que, según emarca a quienes charlan con él, le resulta «maravillosa, pequeña y cómoda», goza de la gastronomía local.

El martes comió en Arzak, donde dejó incluso un sentido texto. El cocinero cumplía ese día su ritual visita a los sanfermines, así que fue su hija Elena la que hizo de anfitriona y cayó rendida «ante un tío supermajo». Y ayer la familia Waits subió hasta Akelarre. La esposa es vegetariana y pidió un menú «ad hoc», mientras que el cantante de la voz rasgada dio buena cuenta de todo lo que le sirvió Pedro Subijana. A la salida esperaba un fotógrafo de DV y a los Waits no les hizo demasiado gracia eso de las cámaras porque dicen estar de vacaciones. La misma reacción mostraron en el María Cristina.

Quieren visitar el Guggenheim y han pedido un balcón en Pamplona para ver el encierro de cerca. Pero Tom Waits conjuga la vocación con el trabajo: utima también detalles de su gira Glitter and Doom, que abre en Donostia su ruta europea. Las entradas para el concierto se agotaron en horas. Get In informó ayer que quienes hayan adquirido localidades podrán retirarlas el mismo sábado, en horario ininterrumpido de diez de la mañana a las nueve de la noche, previa presentación del DNI. La fiebre Waits se dispara.

El sábado en el kursaal

Tom Waits ofrecerá el sábado en el Kursaal de San Sebastián el primer concierto de su carrera en España, una cita histórica a la que se habrían apuntado muchos más, pero de la que sólo van a disfrutar unos pocos, a los que la suerte, o la insistencia ha hecho caer una entrada entre sus manos.

Este cantante singular, compositor de los bajos fondos, abrirá además en San Sebastián la gira europea de 'Glitter and Doom', que le llevará a Barcelona los días 14 y 15 y después a Milán, Praga, París, Edimburgo y Dublín.

La incógnita de la gira

Sus seguidores pueden tener una idea aproximada de lo que van a ver en el auditorio del Kursaal donostiarra, pero más difícil es adivinar lo que se va a escuchar en este tour, que el músico estadounidense inicia una semana después de concluir su periplo por el profundo sur de su país.

Si en Europa mantiene el esquema de esos trece conciertos, la incógnita permanecerá hasta el final, pues en cada uno de ellos, de Phoenix a Atlanta, cambió el repertorio.

Sólo repitió en todos 'Way down in the hole', además de 'Lucinda', utilizada invariablemente para abrir sus actuaciones, en las que no obstante dio preferencia a los temas de álbumes como 'Rain dogs', 'Bone machine', 'Mule variations' y 'Real Gone', éste el más reciente de los cuatro.

Contadas fueron sus composiciones de los ya lejanos días de alcohol y tugurios, esos himnos para borrachos impregnados de música popular americana y de blues, dos estilos por los que sigue caminando el cantante de voz áspera que tantos palos ha tocado, siempre de una forma personalísima y cada vez más experimental.

Un privilegio para recintos pequeños

Waits, que en la última década ha huido prácticamente del directo, prefiere los aforos reducidos y para 'Glitter and Doom' ha elegido teatros y auditorios, todo un privilegio para las casi 1.800 personas que le verán en San Sebastián y las 6.200 que lo harán en Barcelona.

Pero esa cercanía, a salvo de la aglomeración de polideportivos y estadios, tiene en este caso un gran precio, entre 100 y 120 euros cada entrada, que también deberán pagar los medios acreditados para cubrir el concierto.

Quienes poseen un tique es porque lograron que les descolgaran el teléfono encargado de la venta; unos tras ganar una intensa pelea contra las líneas permanentemente ocupadas y otros, con más fortuna, después de unas pocas decenas de intentos.

Ahora se trata de esperar unas horas para confirmar si haberse agujereado el bolsillo ha merecido la pena, si Waits les ha dado lo que esperaban y si sus 58 años, y los 35 transcurridos desde su primer disco, no tienen por qué ser una razón para llamarle vieja gloria. Los más fieles, ese público que le venera, ya tiene una respuesta

Noches y alcohol

En los setenta cultivó hasta sus últimas consecuencias el arquetipo de artista bohemio, vagabundo y nocturno de traje arrugado y sombrero torcido que se bebía la noche hasta los posos asido a un cochambroso piano tocando en tugurios de mala muerte. Los siete álbumes publicados entre el 73 y el 80 son todo un tratado de malas costumbres, sentimientos de madrugada, estercoleros sentimentales y vivencias desoladas narradas a ritmo de jazz y blues mezclados con melodías propias de Gershwin o Cole Porter restregadas por la barra de garitos y moteles desvencijados como los que el artista convirtió en refugio, morada y lugar de trabajo.

El cambio de década resultó providencial para su hígado, sus pulmones y su corazón. Durante la composición de la banda sonora para el filme Corazonada, el musical que arruinó a Coppola, conoció a la que es su esposa desde entonces, Kathleen Brennan, que trabajaba en la productora del cineasta como supervisora de guiones.

Waits dijo adiós a juergas, arrestos y una vida insalubre que, al fin y al cabo, desde un punto de vista musical, amenazaba con convertirlo en una parodia de sí mismo: el artista de vida imposible especializado en amores maltrechos. A esa estabilidad sentimiental se unió su fichaje por Island donde gozará de plena libertad creativa para desarrollar sus experimentos y su excéntrica visión musical y donde terminó por explotar su abrasador universo sonoro.

Puntal

El primer escalón de esa etapa Swordfishtrombones (83) es el puntal del nuevo Tom Waits: una indagación instrumental indefinible que ha sido descrita, en general, como «música tocada por una orquesta del Ejército de Salvación en un desguace o una cacharrería con instrumentos sacados de una casa de empeño». Sobre ella, esa voz capaz de bramar y arrullar sin solución de continuidad que le ha convertido en el mejor eslabón vocal entre Louis Armstrong, el fiero bluesman Howlin' Wolf y Captain Beffheart, otro inclasificable.

Con Rain Dogs (85) y Frankie's Wild Years (87) completó una trilogía que fue saludada por la crítica que alabó su arriesgada apuesta por reinventarse como artista para buscar nuevos caminos y romper los límites de las canciones, en busca de lo que el propio artista ha descrito como «ruido organizado»y algunos bautizaron como blues cubista.

Waits culminó este periodo glorioso con el directo Big Time (88), compendio de su nueva reencarnación tras el que la vida familiar, la crianza de los tres hijos del matrimonio y la dura vida en la carretera le decidieron a alejarse del mundanal ruido y renunciar a las giras extenuantes para presentar sus canciones en directo.

Durante los noventa se volcó en su faceta como actor y en musicar películas (Night on Earth, 91) y obras de teatro (Black Rider, 93). En medio, sólo un disco en estudio, el salvaje y formidable estrépito Bone Machines (92), un bricolaje sonoro que le muestra el camino para su etapa actual.

A finales de los noventa, Waits rompió seis años de silencio con Mule Variation (99) donde vuelve a sorprender con su fichaje por un sello especializado en punk y blues agreste como Epitaph, fundado por el guitarrista de Bad Religion.

El músico sigue hoy fiel a su lenguaje, cada vez más agreste y rudo en la superficie pero reconocible dentro de los códigos del artista. En este siglo lanzó a un tiempo los discos Alice y Blood Money (02) inspirados en montajes de Robert Wilson, el disco Real Gone (04) y el triple de descartes Orphans, todo un mapa para rastrear sus inquietudes, su proceso creativo y sus intenciones cuando se entrega a componer


Marzo 2024 «  »
Lu Ma Mi Ju Vi Sa Do
1 2 3
4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17
18 19 20 21 22 23 24
25 26 27 28 29 30 31