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El clasicismo se impone en Cibeles

Mercedes Rodríguez 15/09/08

El rigor de Victorio & Lucchino y los trabajos de Ailanto destacan frente a los intentos innovadores

Datos de interés
  • Evento: 48 edición de la Pasarela Cibeles
  • Epígrafe:: 'Cibeles Madrid Fashion Week'
  • Fechas: del 15 al 19 de septiembre
  • Colecciones: 52 colecciones.
  • Diseñadores españoles: 36 diseñadores españoles
48 ediciónes en Cibeles

La ortodoxia de los clásicos se impuso a los creadores que se autoproclaman más vanguardistas o iconoclastas en la primera jornada de Cibeles Madrid FashionWeek. Los primeros desfilaron en la pasarela veterana que da nombre al salón, los segundos estrenaron la nueva, Neptuno. Victorio & Lucchino y Ailanto escogieron la de siempre y demostraron rigor y coherencia con sus propios estilos. La pareja de andaluces dieron un recital de vistosidad que animó la tarde. Los hermanos vascos siguen con su frescura dirigida a clientes más juveniles.

La coexistencia de dos pasarelas en esta 48 edición se explicó como un intento de que las corrientes más renovadoras encontraran su sitio en la recién estrenada Neptuno, pero algunos creadores parecen haber elegido caprichosamente la rompedora cuando su estilo se instala en el clasicismo, como es el caso del vasco Fernando Lemoniez. La primera jornada se abrió con el desfile de Devota & Lomba, firma del diseñadorModesto Lomba que sigue fiel a sus juegos de drapeados, cortes y pliegues asimétricos en un estilo que se mira en la arquitectura y aspira a deconstruir formas.

Vestidos con mucho volumen en sedas enceradas, con una amplia gama de colores (grises, beiges, rosas, verdes) predominan su esencia a las anteriores. Juan Duyos fue el primero en desfilar en Neptuno con una colección un tanto inconexa en la que abusa de bodys, monos o mallas pegadas al cuerpo que dibujan la braga por fuera. El listón subió en la mañana con Ailanto, firma formada por los hermanos gemelos Iñaki y Aitor Muñoz, nacidos en Bilbao y asentados en Barcelona. Sus diseños prenden especialmente entre las mujeres más jóvenes por la frescura y colorido de sus colecciones, que traen siempre a Cibeles unos estampados originales y con sello propio, esta vez inspirados en el mundo creativo de Henry Matisse.

El donostiarra Fernando Lemoniez escogió Neptuno, la de la supuesta ruptura, cuando él mismo define su estilo como «imperturbable a los caprichosos dictados de las tendencias de moda». Sigue instalado en una sobriedad minimalista, con vestidos mini bien cortados, rectos o sueltos, algunos con corte imperio, de una sobriedad llevada al extremo. Una vez más, volvió a la inspiración de Balenciaga para amplios abrigos de gran volumen.

La sencillez plena de Lemoniez contrastó con la riqueza barroca de Victorio & Lucchino, fieles a su esencia del sur. El volante de sus orígenes se ha reconvertido y ahora remata, actualizado, el bajo de una línea de vestidos de satén. Amaya Arzuaga, que escogió Neptuno para su desfile, sigue anclada en los grandes volúmenes globo paramini faldas y vestidos. Ángel Schlesser se inscribe en el sector clásico de Cibeles. El santanderino se inspira en la sastrería de los ochenta e incluye aquellos trajes de chaqueta de los ochenta.

Agatha Ruiz de la Prada puso broche a la primera jornada con una colección fiel a sus principios coloristas, pero algo más contenida en ciertas blusas de estampado diminuto.La ortodoxia de los clásicos se impuso a los creadores que se autoproclaman más vanguardistas o iconoclastas en la primera jornada de Cibeles Madrid FashionWeek. Los primeros desfilaron en la pasarela veterana que da nombre al salón, los segundos estrenaron la nueva, Neptuno. Victorio & Lucchino y Ailanto escogieron la de siempre y demostraron rigor y coherencia con sus propios estilos. La pareja de andaluces dieron un recital de vistosidad que animó la tarde. Los hermanos vascos siguen con su frescura dirigida a clientes más juveniles.

La coexistencia de dos pasarelas en esta 48 edición se explicó como un intento de que las corrientes más renovadoras encontraran su sitio en la recién estrenada Neptuno, pero algunos creadores parecen haber elegido caprichosamente la rompedora cuando su estilo se instala en el clasicismo, como es el caso del vasco Fernando Lemoniez.

La primera jornada se abrió con el desfile de Devota & Lomba, firma del diseñadorModesto Lomba que sigue fiel a sus juegos de drapeados, cortes y pliegues asimétricos en un estilo que se mira en la arquitectura y aspira a deconstruir formas.

Vestidos con mucho volumen en sedas enceradas, con una amplia gama de colores (grises, beiges, rosas, verdes) predominan MEZCLA. Exotismo y modelos urbanos en Ailanto. /EFE en una colección que recuerda en El clasicismo se impone en Cibeles su esencia a las anteriores.

Juan Duyos fue el primero en desfilar en Neptuno con una colección un tanto inconexa en la que abusa de bodys, monos o mallas pegadas al cuerpo que dibujan la braga por fuera. El listón subió en la mañana con Ailanto, firma formada por los hermanos gemelos Iñaki y Aitor Muñoz, nacidos en Bilbao y asentados en Barcelona.

Sus diseños prenden especialmente entre las mujeres más jóvenes por la frescura y colorido de sus colecciones, que traen siempre a Cibeles unos estampados originales y con sello propio, esta vez inspirados en el mundo creativo de Henry Matisse.

El donostiarra Fernando Lemoniez escogió Neptuno, la de la supuesta ruptura, cuando él mismo define su estilo como «imperturbable a los caprichosos dictados de las tendencias de moda». Sigue instalado en una sobriedad minimalista, con vestidos mini bien cortados, rectos o sueltos, algunos con corte imperio, de una sobriedad llevada al extremo. Una vez más, volvió a la inspiración de Balenciaga para amplios abrigos de gran volumen.

La sencillez plena de Lemoniez contrastó con la riqueza barroca de Victorio & Lucchino, fieles a su esencia del sur. El volante de sus orígenes se ha reconvertido y ahora remata, actualizado, el bajo de una línea de vestidos de satén. Amaya Arzuaga, que escogió Neptuno para su desfile, sigue anclada en los grandes volúmenes globo paramini faldas y vestidos. Ángel Schlesser se inscribe en el sector clásico de Cibeles. El santanderino se inspira en la sastrería de los ochenta e incluye aquellos trajes de chaqueta de los ochenta.

Agatha Ruiz de la Prada puso broche a la primera jornada con una colección fiel a sus principios coloristas, pero algo más contenida en ciertas blusas de estampado diminuto.


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